NO TODO SE VE BIEN SIENDO OLD MONEY NI TODO DEBE SER MINIMALISTA
Rompe el molde: el nuevo lujo está en lo auténtico
Vivimos en una era donde el concepto de "Old Money" ha sido sobreexplotado, casi convertido en un uniforme visual que muchos tratan de replicar: tonos neutros, cortes clásicos, lujo silencioso. Pero observemos bien esta imagen. No es una escena ruidosa ni tampoco una copia de Pinterest. Es un gesto: elegante, sí, pero con carácter. Un cóctel cuidadosamente diseñado, posado sobre un asiento de cuero profundo y texturizado. No hay pretensión. Hay intención.
Entonces, ¿realmente todo debe verse de una sola manera?
¿Acaso estilo significa seguir un guion preestablecido?
La respuesta es clara: no.
El diseño, la moda, la estética… no son cárceles visuales. Son lenguajes. Y como cualquier lenguaje, deben adaptarse a quien lo habla. El estilo no es una tendencia universal; es una identidad visual construida desde lo íntimo.
Sí, Old Money tiene su encanto: esa elegancia que no necesita anunciarse, esa calma que emana del saber quién eres. Pero cuando se convierte en un disfraz, pierde su esencia. El problema no es el estilo en sí, sino la falta de autenticidad cuando todos intentan replicarlo sin alma, sin historia propia.
Y lo mismo sucede con el minimalismo. Se ha confundido con frialdad. Con una paleta apagada y una ausencia total de riesgo. Pero el verdadero minimalismo no es vacío: es claridad. Es decisión. Y puede tener textura, color, emoción, si sabes ponerle tu sello.
La verdadera elegancia no está en seguir normas rígidas, sino en tener el coraje de romperlas con propósito. En elegir conscientemente lo que representa tu visión, tu historia, tu energía. Porque el lujo real es eso: ser tú mismo, sin pedir permiso.
Este cóctel no está tratando de parecer algo más. Está exactamente donde quiere estar. Y eso es estilo.